3.2 Comedor comunitario en los Cántaros
Cántaros es un fraccionamiento ubicado en la Zona Valle de Tlajomulco, como muchos de estos complejos tienen problemáticas relacionadas con el abandono de casas que se convierten en espacios de nadie, pero al alcance de todos aquellos que buscan ocultarse. En una de las casas abandonadas hubo una recuperación por parte del gobierno municipal para instalar un centro del DIF y un comedor comunitario, este se realizó a partir de peticiones ciudadanas y el Presupuesto Participativo de las Acciones Sociales.
Cuando se realizaron esta serie de intervenciones los relatos de los vecinos y de los participantes de este comedor hablaban sobre el conflicto social que genera un espacio abandonado y luego ocupado por malhechores, el siguiente relato hecho por Gloria, recupera la esencia de esas vivencias: "por la mañana al salir a mi trabajo, observé que en la casa de enfrente sucedía algo, la puerta estaba entreabierta y se veían unas siluetas moverse, supuse que habían llegado vecinos nuevos, esa casa permanecía sola desde hace más de un año". Don Manuel, el dueño, un día decidió mudarse junto a sus con sus tres hijos, porque decía que su trabajo le quedaba muy lejos, pues claro hacía cerca de tres horas de ida y tres de regreso y los chiquillos pasaban las tardes solos, sabíamos que trabajaba hasta donde está La Gran Plaza.
Al regresar de mi trabajo y después de ver a mis adultos mayores, vi que la puerta de esa casa estaba abierta, no observé ningún movimiento como el que hacen las mudanza, que no encuentran por dónde meter los muebles, más cuando se viene de una amplia casa. Así pasaron los días y sólo se lograba percibir un movimiento leve, nadie sabía quiénes eran aquellos extraños que parecía estaban habitando esa casa. Al día siguiente fui a ver a mis adultos y Doña Josefina me contó que el día anterior, se había quedado sin comer porque unos “vagos” habían entrado a su casa, llevándose lo poco con lo que contaba.
De la casa abandonada algo me hizo imaginar que se trataba de un negocio de esos que se hacen a la sombra, en la oscuridad, en lo oculto, para que no sea visto. Me di cuenta de que bajo esas ruinas de casa se escondía una “tiendita de drogas” situación que me aterró.
Otro día en el trabajo me di cuenta de que había cerca de 15 adultos mayores muy flacos y descoloridos, algunos sí me dijeron que la estaban pasando mal, que ya no alcanzaba en sus casas para comer y que ellos preferían que los nietos se alimentaran bien para que pudieran rendir en la escuela. Esto me preocupó, aunado a lo que pasaba en mi colonia, esta situación aumentaba mi estrés. Cada día existen más adultos mayores que no cuentan con una pensión, que no tienen familia o son abandonados y que simplemente no tienen para alimentarse.
Ese día regresé pronto a casa, por las calles había muy pocas personas transitando, le di prisa a mi andar, conforme caminaba sentía miedo, sentí que me perseguían, sentí que mi casa estaría vacía, sentí que podía llegar y ser víctima de un ataque. Mientras caminaba me pasaban una serie de pensamientos enredosos en la cabeza y andaba como si estuviera flotando, no sentía el piso hasta que me topé con Laura, choque con ella, ni siquiera la vi por el gran temor que llevaba. ¿Qué pasa Gloria?, dijo Laura.
Le conté todo lo que me preocupaba, necesitaba sacar, gritar, eso que me atormentaba. Mientras platicamos Laura me dijo: "es cierto Gloria, si en la calle hubiera más gente esto se evitaría". Además, le conté que me partía el alma lo que me contaron las señoras y señores hoy en el centro y con asombro me dijo ¿y por qué no se gestiona un comedor, los señores no nomás necesitan ejercicios para mantenerse sanos? Enseguida pasé del miedo al gusto, como si hubiera descubierto un tesoro. Yo le respondí por supuesto, pero ¿en dónde?
Me dijo pues ahí, en esa casa, ese es el lugar indicado. Laura por su parte me veía pasando de la novedad al temor y al desánimo mientras le respondía cómo crees la policía ni caso nos hace, nos vayan a matar por andar queriendo hacer justicia o quitarle sus quehaceres a esa gente.
Si todos nos unimos somos más que esos que ahí viven, que a la fecha no sé ni cuántos son ¿tres, cuatro, cinco o diez? ¡Vamos ándale! Organicemos a los vecinos y le hablamos a la policía verás que nos hacen caso.
Dejamos dormir la idea por un tiempo, pero luego descubrimos que hubo un desalojo por parte de las autoridades y según nos dijeron ya estaba contemplada para un proyecto del DIF, que sería una sede de éste, entonces que se nos vino a la mente que por qué no inscribimos un proyecto para que en el municipio se instalen comedores asistenciales para adultos mayores. De esto modo las casas dejarían su negro pasado y serían habitadas por actividades y sonrisas.
El proyecto de los comedores se fondeó con el Presupuesto Participativo de las Acciones Sociales y con ello trajo enormes beneficios en diferentes puntos del municipio, como Agaves, Fresnos, Santa Cruz del Valle y aquí en Los Cántaros. Por eso el día de la inauguración la cosa fue en grande, con corte de listón y sabrosa comida para todos, pues habíamos logrado una gran victoria para la comunidad y para los adultos mayores.
Presupuesto destinado al funcionamiento de cinco comedores asistenciales, entre ellos el comedor de Los Cántaros, un millón 350 mil pesos.
