3.4 Una banqueta con corazón
La calle es el cerebro y el corazón de la sociedad civil (Fernández, P. 2004).
Cuando llegamos al fraccionamiento nomás había el terreno central, según eso la constructora prometió hacernos una escuela y una unidad deportiva, pero a duras penas les sacamos la escuela y el jardín de niños: entre ellos, el gobierno y nosotros, pero se les olvidó la unidad y lo más importante, que si se los cuento, está de dar risa. ¡La constructora no hizo una banqueta alrededor del parque! ¿Por dónde creen que va a andar la gente de a pie y más con eso de que aquí mismo está la terminal de camiones? Ahí van las pobres mamás en la mañana, primero acarreando a los de la primaria a las 7:00 a. m. y después echándose la otra carrera para ir a despertar a los chiquitos que van en el jardín de niños. Con ellos es más problema porque apenas están despabilando en este mundo acelerado y peligroso y nosotros sin darles seguridad.
Por eso la preocupación de todas las mamás para hacer la banqueta. Finalmente es una preocupación sentida, porque la mayoría de las mujeres nos la pasamos aquí en la escuela, casi volvemos a cursar la primaria de apuro estar esperando. Es que a las 7:00 a. m. hay que traer a los de la primaria, luego a las 9:00 a. m. a los del Kínder, después a las 11:00 a. m. traer el lonche y a las 12:30 p. m. esperar a que salgan los del Kínder y ya a la 1:00 p. m. estar atentas a que salgan los de la primaria; después irnos corriendo, haciendo lugar entre el tumulto de gente que se hace aquí en la salida, a la vez toreando los camiones para poder llegar a la casa y hacer la comida. Así nos vemos todas a puros brincos por la calle, jalando a los niños, como mamá pata con sus patitos, porque no hay una banqueta.
Por la tarde los ponemos a hacer la tarea y cuando acaban quieren salir a la calle pero está muy peligroso que jueguen aquí, entonces es regresar al área central, pero resulta que allá ni las canchas sirven ni tienen banqueta. Pareciera que, para una madre, vivir acá en Villas es venir a cargar una cruz muy pesada.
Pero lo que les quiero contar es cómo hicimos esta banqueta y cómo también pudimos tener un área deportiva con juegos para los niños. Ahorita ustedes ven aquí todo muy tranquilo, pero en cada metro de cemento existen un montón de esfuerzo por parte de las madres. Es más, yo diría que a este parque se le ponga el parque de las madres, en honor a nuestro esfuerzo.
Ahora sí les cuento, resulta que con tanta desolación en este parque y sin la banqueta un día nos juntamos las madres de familia que conformamos la mesa directiva del Kínder y de la primaria y todas coincidimos en la problemática de la falta de banqueta. Entonces al ver que la autoridad del estado no hacía nada por dotar de mayor infraestructura a estas escuelas, decidimos que la cosa dependía de nosotras. El plan fue que el comité de la primaria debía construir la mitad de banqueta y el comité del Kínder la otra.
Las del Kínder organizaron el festival de la reina de la primavera y lo que recaudaron fue para comprar cemento y la gravilla para comenzar a hacer su tramo. América fue de las primeras en proponer que así se hiciera; ella hasta tiene un vÍdeo que subió a su Facebook donde están todas las mujeres, junto a sus esposos y vecinos llevando el cemento en carretillas, haciendo paladas y amoldando con las cucharas.
El problema estuvo acá en la primaria, que por ningún lado pudimos ajustar para el cemento, mientras las del Kínder casi terminaron, nosotras ni un metro le avanzamos. Yo le dije a Miriam que cómo íbamos a quedar mal, que le buscáramos del modo posible para hacer nuestra parte. Ella me dijo que se había enterado de que unos vecinos habían formado un Consejo Social con los de Participación Ciudadana para meter un proyecto y rehabilitar el parque. Resulta que el consejo salió beneficiado a través del Presupuesto Participativo para comenzar la construcción, entonces se nos ocurrió ver si de ese cemento que iban a echar a la cancha nos podían dar tantito para nuestro pedazo de banqueta. Miriam me dijo que fuéramos con América que ella conocía a Daniela, quien es encargada de Participación Ciudadana aquí en Villas y a la vez también podía juntarnos con el consejo y exponerles nuestra situación para ampliar la petición y construir la banqueta.
Fuimos con el consejo, con Daniela y con América y todas quedamos que sí, que hiciéramos la petición a la Coordinación General de Participación Ciudadana y Construcción de Comunidad. Nos respondieron que el Coordinador General, Omar Cervantes iba a venir a visitarnos, que ahí podríamos hablar de frente. Llegó un jueves por la tarde y nos quedamos de ver en el parque, ahí andaba él viendo el avance de la multicancha y una resbaladilla media rara que andaban haciendo los arquitectos. Platicamos y hasta nos reímos. Después de tanta carcajada y montón de quejas que padecemos en la colonia nos dijo que sí, que iba a buscar ampliar el proyecto para que se hiciera la banqueta porque después de todo la escuela forma parte del espacio deportivo, y son una unidad. Pero como a nosotras no nos gusta nada regalado, sino que nos gusta ganarnos las cosas, acordamos que nomás nos pusieran el cemento que nosotras veíamos cómo sacar la mano de obra.
El día de la inauguración llegó, pero en vez de hacer un acto con cortes de listón, Daniela nos dijo que íbamos a inaugurar la cancha con la llegada de un camión de volteo con un trompo de cemento, que estuviéramos listas para en cuanto llegara comenzar a hacer la banqueta. Los del consejo y nosotras les avisamos a nuestros esposos y vecinos; yo me traje a mi papá, le dije “llévate tu cuchara, que esto es por tus nietos”.
Donación de un trompo de cemento en la localidad de Villas de la Alameda.
