Foto de un parque con una figura de un santo en el centro

4.2 Un parque de cuatro estaciones

Capítulo:
Para crear una mejor versión de lo que tenemos

Cuando llegué a vivir aquí, lo único que había era un terreno y unos muros de concreto simulando una casa club, había unos juegos, que se habían convertido sólo en pedazos de metal, había también suficiente pasto crecido que nadie podaba, y que pasaba a convertirse en el escondite de algunos, explica Rita.

Decidí tomar una parte del parque justo enfrente de mi casa, la limpié, le planté algunas plantas como ruda, albahaca, yerbabuena, entre otras, que fueran olorosas y que impregnaran de su aroma a todo aquél que se acercara, para evocar un ambiente cuidado y ocupado. Mi esposo consiguió una imagen de San Judas Tadeo y la colocamos ahí, porque nos ha ayudado en muchas cosas difíciles en la vida, quizás darle vida a este parque ha sido una de ellas.

De inicio sentimos temor por lo que pudiera pasar con la imagen y el pequeño espacio que habíamos acondicionado. Sentí que lo destrozarían, pero eso podría ser incluso hasta normal, lo que me preocupaba era que los vecinos lo tomaran a mal y que sintieran que me estaba aprovechando de un espacio público, donde, además, hasta les imponía mis creencias. Todo pasó por mi cabeza esa noche después de arreglar el altar y lo único que me quedó fue esperar a que amaneciera y transcurrieran los días.

Conforme avanzaron esos días, la gente se acercaba al pequeño altar y lo que recibí fueron comentarios positivos de aquel espacio, al final muchos vecinos estaban de acuerdo en que San Judas nos acompañará en el parque. Algunos sugirieron que todos podríamos abonar a ese parque o más bien a ese terreno enorme y desolado para llenarlo de vida. Sólo era cosa de organizarnos y ver cómo mejorar nuestro espacio.

Cerca de la celebración de San Judas mi esposo y yo nos propusimos hacer una fiesta. Justo un mes antes del 28 de octubre les avisé a los vecinos que haríamos una kermés, entonces hubo quienes dijeron que venderíamos antojitos mexicanos, que tuviéramos juegos y todo lo que un evento de este tipo exige, los fondos recaudados serían destinados a reparar el parque y los juegos. No me quedaba claro si los vecinos irían o no, eso me atemorizaba, imagínense que se nos haya quedado la comida ¡a comer pozoles mañana, tarde y noche! Sin embargo, otros me dijeron con agrado: ¡claro, podemos ayudar!

Por la noche, colocamos las mesas, había tamales, pozole, sopes, juegos de lotería, y papeles picados de color por todos lados, dignos de una kermés. Poco a poco los vecinos fueron llegando, y en poco tiempo el lugar estaba lleno, todo se terminó.

Una semana después, el parque estaba podado y los juegos estaban reparados, a partir de ahí cada vecino apoyó en el cuidado de este lugar como si se tratara del jardín de su casa.

El altar seguía vivo y cuando otro 28 de octubre llegó, las personas acudieron a prender veladoras y colocar algunas flores. Ahora nuestro espacio luce mucho mejor. Además, comencé a conseguir algunas plantas y entre todos las fuimos sembrando alrededor del altar y después por todo el parque. Las plantas las cuidamos entre todos, por ejemplo, si necesitas yerbabuena vas y las tomas de forma responsable, pero a cambio debes cuidar de todas.

Tiempo después la coordinadora social nos dijo que existían proyectos, con los que podríamos mejorar el espacio, quizás por fin hacerles una cancha de fútbol a los chamacos. Lolita nos explicó que consistía en meter un proyecto y éste concursaba con otros, el que tuviera mayor impacto se realizaría.

Nos dieron la noticia de que sí íbamos a obtener el apoyo para la remodelación del parque. Lo que siguió fue ponernos de acuerdo con los ingenieros, para decirles cómo queríamos que quedara la cancha y la nueva área de juegos, además de las luminarias. Tuvimos que hacer la reunión porque las máquinas llegaron moviendo tierra, y pues algunos vecinos necesitaban saber cómo quedarían las cosas. Después de hablar con el ingeniero y consensuar entre los vecinos por fin quedamos conformes y los trabajos comenzaron a realizarse.

Ahora se puede decir que este gran terreno guarda tres espacios simbólicos: los muros de la casa club, a la que aún nadie se acerca porque sigue permaneciendo como el último espacio y se ve desolado, ahí lo que vamos a hacer es seguir organizándonos para techar bien el área y darle otra vista; la parte del centro donde están los juegos que los vecinos recuperamos y nuestro altar; y los nuevos juegos con la cancha de fútbol-básquet, que está llena de colores, y de la que los niños ya se han apropiado. En una reunión los niños aceptaron las nuevas reglas que diseñamos los vecinos para el uso del espacio a cambio de otorgarles balones de fútbol.

ACCIÓN

Rehabilitación del parque Cuatro Estaciones y construcción de una multicancha, con una inversión de un millón de pesos.

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