Niño jugando en el parque

5.6 Paz infantil

Capítulo:
Lo vivimos y lo disfrutamos

Existe un triángulo peatonal que el tiempo accidentado del desarrollo urbano del municipio ocasionó que fuera el paso de la discordia. Al principio se construyó Jardines de San Sebastián y como patio trasero se dejó un área verde llena de eucaliptos y una zanja por donde bajan las aguas del cerro de Latillas cuando llueve. A un lado se edificó Paseo de las Aves, por donde además se ven muchas golondrinas en la primavera.

En la parte final de este fraccionamiento se construyó el kínder y la Telesecundaria, por eso la gente de estos dos fraccionamientos comenzó a cruzar de manera cotidiana por el patio trasero de Jardines de San Sebastián, la gente llamó a este lugar como la frontera, y como toda frontera latinoamericana, cruzar por aquí tiene sus riesgos y está llena de historias negras, por eso los valientes y la gente con verdadera necesidad cruza por aquí.

Diez años más tarde (porque Jardines y Paseo de las Aves tiene casi 20 años de vida, al ser de los primeros fraccionamientos en construirse en Tlajomulco) llegó Villas de San Sebastián, pero los constructores sólo hicieron una entrada y una salida para este fraccionamiento, ubicada en el Camino a la Roca, entonces para que un residente de este lugar entre o salga tiene que caminar por 20 minutos, porque la distancia es casi de 2 kilómetros hasta la carretera a San Sebastián por donde pasan los camiones. Mientras, si lo hace cruzando Jardines de San Sebastián la distancia y el tiempo son más cortos.

Por esto, algunos residentes de Villas de San Sebastián, junto a la constructora rompieron la malla ciclónica de la frontera 
para poder transitar de manera más rápida. Hasta aquí no había problema, porque tanto en Paseo de las Aves como en Jardines de San Sebastián había esa costumbre de ir de un fraccionamiento a otro. El problema vino cuando los de Villas de San Sebastián pusieron un guardia en la frontera que evitaba que las personas de Paseo como de Jardines visitaran aquel fraccionamiento. Esto incendió los corajes y la gente se organizó para que, por medio de la fuerza, se tapara el paso. Y entonces es cuando la situación en este espacio se puso más dura, de por sí, se decían muchas cosas del lugar, que hubo asaltos, golpes y hasta violaciones, ahora la cosa es que la frontera de verdad era tal cual, un limite de acceso, una parecida como a la de los norteamericanos. 

El consejo social de Jardines de San Sebastián se acercó a la dirección de participación ciudadana para buscar una solución al conflicto. Los principales afectados por el cierre del paso fueron las madres que llevan a sus hijos a la primaria y al preescolar. Entonces se llegó a un acuerdo para liberar el paso y además se buscó a los arquitectos para diseñar un espacio y hacerlo armónico y pacífico.

Como el lugar estaba lleno de percepciones y emociones y todo en conjunto hacia una maraña de conceptos, el equipo de arquitectos lo que hizo fue instalar una mesa cerca de la iglesia y el día que se pone el tianguis para que los ciudadanos se acercaran y en el mapa expresaran con colores la percepción de sus emociones. El resultado que arrojó el mapa fue un nudo rojo, un rojo vivo como de unas llamas. Ahí no sólo se indicaban ideas de inseguridad, sino también sentimientos de abandono, frustración por no ser un espacio útil a la comunidad. 

Ante esto lo que se pensó fue que la mejor manera para desenredar la maraña de sentimientos negativos fue hacerlo mediante anhelos y sentimientos nobles y los únicos que pueden hacer eso son los niños. Por eso se creó un taller con ellos para que por medio esculturas en plastilina y cubos de oasis los niños diseñaran figuras fantásticas. Surgieron animales, dragones y dinosaurios. 

El resultado final fue un área de juegos hechas por esculturas inspiradas en las figuras míticas de los niños, se iluminó el espacio y el conjunto de casas y las figuras mismas fueron pintadas de amarillo. Las esculturas estaban unidas por un hilo de concreto y con la cabeza mirando hacia la misma dirección, lo que simula un nacimiento que desciende desde las faldas del cerro de Latillas. 

Pero el diseño no quedó ahí porque esta idea de fantasía también se impregnó en la cancha de fútbol de Jardines de San Sebastián donde se rehabilitó no sólo con la indumentaria para el deporte de fútbol, basquet o voleibol, sino que se adornó con alusiones a la novela de El Principito, se plasmó tanto en murales como en las paredes que cercan el lugar como la figura de la serpiente devorando a un elefante. 
El resultado final de este conflicto de adultos fue un espacio imaginado por los niños, con sus ideas y sueños materializados en esculturas y murales.

ACCIÓN

Planeación y construcción de un entorno seguro llamado Noguchis en Villas de San Sebastián, con inversión de 200 mil pesos y Cancha el Principito en Jardines de San Sebastián con inversión de 500 mil pesos.

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