Mural con una serpiente dibujada

1.2 La gran América de Tlajomulco

Capítulo:
Cuando nos sentimos parte de algo

La esencia de la historia no son los hechos pasados, sino su narración: la narratividad parece ser una forma inmanente del pensamiento que sirve para experimentar el tiempo (Fernández P. 2004).

Desde lo alto de la carretera se pueden ver cientos de pequeñas casas en color gris, perfectamente alineadas y con algunas pizcas de color, ropa tendida, pequeñas antenas y artículos varios en las azoteas. Conforme uno avanza y se adentra en aquel enorme monstruo de concreto, se dejan ver primero locales comerciales, uno tras de otro, vehículos intentando cruzar por todos lados y calles poco alineadas. Más adentro empiezan las perfectas líneas formadas por casas, una tras otra con colores opacos en sus paredes, pequeños jardines que funcionan como cocheras, muebles, mascotas, juguetes y cientos de cosas que a veces sólo se arrojan al jardín esperando que un día desaparezcan, porque estorban en la casa. Hay, además, largos muros grises que generalmente son rayoneados con garabatos, que no siempre se entienden, pero eso no quiere decir que no signifiquen algo. En este fraccionamiento viven cerca de 40 mil personas distribuidas en 16 mil 500 casas. Sí, es uno de los fraccionamientos más grandes de América Latina construido en este rincón de la tierra que es Tlajomulco.

Dentro de todas aquellas descripciones existen una serie de interacciones; en este lugar habitan personas provenientes de todas partes de Jalisco, del país e incluso de otros continentes, como Yu Chen quien vino desde China para aprender el modo de vida en Santa Fe. Todos han hecho de Santa Fe su espacio y su lugar para morar la tierra. El gran conflicto ha sido encontrar un punto de identidad, sin embargo, seguramente sienten afecto por su espacio.

Santa Fe tiene apenas una década de existencia, sus muros y calles ya se han ido fondeando con las memorias de la gente. Algunas de las primeras familias que llegaron al fraccionamiento han visto a sus hijos crecer y comienzan a ser llamados abuelos, se puede decir que Santa Fe ya parió su primera generación y con ello miles de micro historias albergadas en cada uno de sus parques y clústeres, sin embargo, ante esta multiculturalidad fue necesario buscar un proyecto que reflejara que quien habita Santa Fe procede del mismo suelo, aunque provenga de distintas ciudades. Por eso surgió la idea de contar una historia, el gran relato de nuestra nación y los mitos que le han dado forma a nuestra América, a través de un macro mural, el más grande del continente, porque grande ha sido nuestra historia y grande es nuestro relato fundacional.

Entre las perfectas líneas de casas formadas hay largas bardas que se han llenado del color de la historia de México. La historia es posible que guarde un color, colores que emulan el paso de los años en los que ésta ha sido conservada ¿o es posible pensar un hecho histórico, hasta uno simple de nuestra vida, como el primer beso con la ausencia del color rojo? La memoria sabe colorear bien sus recuerdos.

Entonces apareció la paleta de colores para pintar los fondos de las bardas donde había un mural y las fechadas de las casas.

El México prehispánico es color verde jade como la naturaleza de la raza; la conquista es color azul-gris porque la larga noche de los quinientos años tornó así el cielo; la independencia es rojo óxido, como la sangre derramada y las cadenas rotas; la reforma es color mostaza, es la república en un nuevo resurgimiento; la revolución es café como la tierra revolcada en el sur y en el norte de México; y el comunismo mexicano es violeta-barragán porque este movimiento también trajo consigo un despertar cultural y artístico.

Los largos muros plasman la memoria colectiva del mexicano, a través de los muros han logrado revivir la historia de México en los habitantes del lugar, pero también le ha dado un nuevo sentido al espacio en donde están estas paredes. Con este mural se logró consolidar el muro más grande de arte urbano de América Latina. Santa Fe ahora no sólo tiene el título del fraccionamiento más grande, sino que ahora es capaz de guardar la memoria colectiva de este país en sus muros.

ACCIÓN

Pinta de murales en 36 mil metros de las avenidas principales en Hacienda Santa Fe, se logró con una inversión de 2 millones de pesos y con la aportación de pintura por parte de Comex.

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